La peculiaridad del Monte Arci es sin duda la obsidiana, la piedra negra vidriosa de origen volcánico que abunda en la zona.
La dureza y la tendencia a crear astillas de esta piedra la convirtieron en muy preciada, tanto como para merecerle el título de “oro negro del Neolítico”.
De hecho fue utilizada para la construcción de los utensilios y de las armas y exportada a toda la cuenca del Mediterráneo.
En los bellísimos bosques de uncina y alcornoque de estas montañas se encuentran el madroño, el brezo y el mirto. En primavera florecen numerosas plantas y en otoño setas.
El Monte Arci es rico de frescos manantiales como los de Acqua Frida, Sennixeddu, Fustiobau, Mitza Mraxani u otros muchos que permiten también la presencia de una interesante variedad faunística: jabalíes, zorros, gatos salvajes y demás.
Numerosos e interesantes son los sitios arqueológicos, entre los cuales destacan Mitza Mraxani y Sa Domu de is Caumbus.